domingo, 15 de julio de 2007

Mercado de San Telmo

Un viaje al pasado

En San Telmo existe un vortex que nos permite retroceder en el tiempo a una velocidad casi instantánea. Ocupa toda una manzana y está ubicado entre las calles Defensa, Carlos Calvo, Bolívar y Estados Unidos. Abre todos los días de la semana y hasta los más chicos pueden entrar en él y encontrar objetos que pueden traspasarlos a otra realidad, la de sus padres cuando jugaban como ellos y fantaseaban con ‘como sería el futuro’.

El Mercado de San Telmo, fundado hacia 1897 y diseñado por el arquitecto Juan Buschiazzo, es reconocido por todos los porteños como el sitio ideal para encontrar antigüedades, en donde conviven la belleza arquitectónica del sitio, la habitual cotidianeidad de los vecinos que van a comprar, ya que hay clásicas verdulerías y carnicerías, y el turismo. Así lo piensan dos visitantes colombianos: “Es todo muy pintoresco, nos agrada ver como sobrevivieron estos objetos a lo largo del tiempo y seguramente nos llevemos algo”. Es que el estallido turístico que vive el barrio lo ha hecho retornar a la escena en la Ciudad de Buenos Aires. Según los comerciantes consultados “el turismo aumentó y eso puede verse en el valor del metro cuadrado del barrio, que se triplicó porque ahí es donde está el negocio.”




Algunos locales conservan su diseño de antiguo, y tienen máquinas registradoras viejas, amoblado de hace varias décadas, todo combinando con los productos que ofrecen.




Luis es una especie de portero entre la parrilla de la calle Defensa y la entrada al Mercado. Cuenta que “vienen muchos turistas, es verdad y son los que le dan de alguna manera ese movimiento al barrio que antes no tenía, pero lo que más vienen son periodistas y estudiantes a sacar fotos y a hablar conmigo. No me molestan, a mí me gusta”. Es uno de los personajes más queridos del lugar y está ahí todas las mañanas y las tardes desde hace ya más de treinta años.






La verdura no es más barata que en las verdulerías que se encuentran en cualquier calle, tienen los precios de cualquier barrio y la frescura de estar en un lugar ventilado y protegido a su vez del humo de los caños de escape y la suciedad. Por eso los vecinos “prefieren comprar aquí y no en la calle” dice un comerciante. En la foto puede verse la inmensidad del puesto de frutas y verduras y la variedad de colores. También hay una carnicería, que es lo más cercano al Siglo XIX que puede encontrarse en el lugar.
Conviven imanes de época, juguetes viejos, máquinas de escribir que pasaron de moda, camaras antiguas, con frutas y verduras, carne y artículos para el hogar. Es que quizás este lugar sea un poco como todo argentino y como quiere mostrarse: una mezcla de todo que nos identifica con el pasado y el esfuerzo por sobrevivir.Sin dudas, es uno de los destinos obligados a conocer por todo turista que visite Buenos Aires y deje su huella por San Telmo.













Texto: Sebastián Galanternik
Fotografías: Sebastián Galanternik

1 comentario:

Monica dijo...

San telmo es muy bello. yo estoy en un hotel en pilar me queda un poco lejos pero sin duda el día que vayamos para capital voy a ir. tiene artesanías y recuerdos muy lindos para comprar.