martes, 10 de julio de 2007

Un 9 de julio más que inusual

Si el festejo del día de la Independencia ya era algo inusual, el día de ayer no podía ser la excepción. Las bajas temperaturas y la lluvia de la mañana obligaron a suspender algunos actos que se iban a llevar a cabo en alusión a la fecha, y a realizar bajo techo otros tantos. Por la tarde la un fenómeno impresionante tiñó de blanco el paisaje. Si, la nieve fue quien se adueñó de las calles semi desiertas, causando gran asombro en toda la provincia, donde no pasaba tal cosa desde el año 1919.

Él día comenzó bien temprano. Muchos chicos actuaron en diversos actos realizados bajo techo, en barrios como Villa Devoto. Los familiares y amigos pudieron de esa manera disfrutar de bailes de la época, y pesonajes como los vendedores de velas, empanadas, escobas y hasta de aguateros.

Los negocios no quisieron quedar fuera de los festejos y como ellos no podían participar de los actos, decidieron vestir sus negocios de celeste y blanco. Así confiterías, cafeterías y hasta locales de comida rápida. Esos mismos negocios quedarían horas más tarde llenos de “copitos blancos”. Un día más que atípico en Buenos Aires, donde los festejos no cesaron hasta bien terminada la noche, y además contaron con nieve.

El frió se corrió de escena, y la independencia tuvo un nuevo significado. A la Paz, el amor, la amistad, se le sumaron esos "copitos blancos" que además aclararon los corazones de todos.

1 comentario:

Guillermo E. López dijo...

Bien Natalia, conjugaste dos hechos históticos en una buena cobertura (falto mas nieve)